martes, 3 de marzo de 2015

ORACIÓN A LA LLAGA DEL HOMBRO DE JESÚS


Preguntando San Bernardo al Divino Redentor, 
cuál fue el dolor que más sufrió en la Pasión 
y más desconocido por los hombres, 
Jesús le respondió:

"Yo tenía una llaga profundísima en el hombro sobre el cual cargué mi pesada cruz; esa llaga era la más dolorosa de todas. Los hombres no la conocen. Honrad pues esta llaga y haré todo lo que por ella pidas".

ORACIÓN


¡Oh, Amado Jesús! Manso Cordero de Dios, a pesar de ser yo una criatura miserable y pecadora, te adoro y venero esa llaga causada por el peso de tu Cruz, que abriendo tus carnes, desnudó los huesos de tu Hombro Sagrado y de la cual tu Madre Dolorosa tanto se compadeció. También yo, oh carísimo Jesús, me compadezco de Vos y desde el fondo de mi corazón te glorifico y te agradezco por esa llaga dolorosa de tu Hombro en la que quisiste cargar tu Cruz por mi salvación. ¡Ah!, por los sufrimientos que padeciste y que aumentaron el enorme peso de tu Cruz, ruégote con mucha humildad, ten piedad de mí, pobre criatura pecadora, perdona mis pecados y conducidme al cielo por el camino de la Cruz. 

Se rezan siete Avemarías y se agrega:


"Madre santísima, 
imprime en mi corazón 
las llagas de Jesucristo crucificado".

(Indulgencia de 200 días cada vez)



"¡Oh dulcísimo Jesús!, no seas mi juez, sí mi Salvador".

(Indulgencia de 100 días cada vez)


lunes, 2 de marzo de 2015

Virgen de Medjugorje - Mensaje del 2 de marzo de 2015

Mensaje del 2 de marzo de 2015

“Queridos hijos, vosotros sois mi fuerza. Vosotros, apóstoles míos, que con vuestro amor, humildad y el silencio de la oración, hacéis que mi Hijo sea conocido. Vosotros vivís en mí. Vosotros me lleváis en vuestro corazón. Vosotros sabéis que tenéis una Madre que os ama y que ha venido a traer amor. Os miro en el Padre Celestial, miro vuestros pensamientos, vuestros dolores, vuestros sufrimientos y se los presento a mi Hijo. No tengáis miedo, no perdáis la esperanza, porque mi Hijo escucha a su Madre. Él ama desde que nació, y yo deseo que todos mis hijos conozcan este amor; que regresen a Él quienes, a causa del dolor e incomprensión, lo han abandonado, y que lo conozcan todos aquellos que jamás lo han conocido. Por eso vosotros estáis aquí, apóstoles míos, y yo como Madre, estoy con vosotros. Orad para que tengáis la firmeza de la fe, porque el amor y la misericordia provienen de una fe firme. Por medio del amor y de la misericordia, ayudaréis a todos aquellos que no son conscientes de que eligen las tinieblas en lugar de la luz. Orad por vuestros pastores, porque ellos son la fuerza de la Iglesia que mi Hijo os ha dejado. Por medio de mi Hijo ellos son los pastores de las almas. ¡Os doy las gracias!”