sábado, 3 de noviembre de 2012

Razones de la devoción de los cinco primeros sábados a María



La Devoción de los Cinco Primeros Sábados de Mes

En 1912, el Papa Pío X aprobó la devoción al Corazón Inmaculado de María, como reparación a las ofensas que continuamente se hacen en contra de la Madre de Dios. 
Hay cinco tipos de ofensas que se cometen directamente en contra de la Madre de Dios.

-Blasfemias en contra de Su Inmaculada Concepción. 
-Blasfemias en contra de Su Virginidad. 
-Blasfemias en contra de Su Divina Maternidad, rehusando al mismo tiempo reconocerla como Madre de todos los hombres. 
-Blasfemias de aquellos que públicamente buscan sembrar en los corazones de los niños indiferencia o desprecio, o aún odio a la Santísima Virgen. 
-Las ofensas de aquellos que la ultrajan directamente en sus santas imágenes.


La Devoción en su etapa inicial

El Papa Pío X, preocupado por todas las ofensas cometidas en contra de la Madre de Dios, y para promover el piadoso deseo de reparación, concedió en el año de 1912 una indulgencia plenaria aplicable a los difuntos, a todos aquellos que el primer sábado de cada mes, se confesaran, se acercaran a comulgar y cumplieran en espíritu de reparación algunos actos particulares en honor de la Bienaventurada Virgen Inmaculada.

La Devoción, confirmada por la Santísima Virgen

Trece años más tarde, en 1925, en una revelación privada, La Santísima Virgen le confirmó ésta devoción a Lucía -uno de los tres pastores de Fátima-, y le encomendó que la propagara por el mundo entero.

La reparación que nos pide Nuestra Madre:

"Dile a todos aquellos que, por cinco meses, en el primer sábado de mes, se confiesen, reciban la Santa Comunión, recen el Rosario, y me guarden compañía durante quince minutos meditando en los quince misterios del Rosario, en espíritu de reparación, les prometo asistirlos a la hora de su muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de sus almas"


"Si la gente hace lo que pido, muchas almas se salvarán." 


Un regalo agradable a la Santísima Virgen

Es aconsejable repetir la práctica de los primeros cinco sábados de mes, haciendo así un regalo agradable a la Santísima Virgen María, procurando hacerlo toda la vida. Para asegurar la confesión, es posible confesarnos unos días antes. Lo importante es que estemos en estado de gracia cuando nos acerquemos a comulgar.

Efectos de esta devoción

Las blasfemias y la ingratitud de los que ofenden a la Santísima Virgen son crueles espinas que únicamente nosotros podemos remover con nuestros actos de amor y de reparación.Con cada cinco sábados que hagamos lograremos que se derrame abundantemente la Misericordia Divina sobre las personas que han tenido la desgracia de ofender a la Madre de Dios.

Hacer la devoción con mucho amor

El amor y la compasión es el alma de todas éstas prácticas. Sin esta voluntad de amar que desea consolar a Nuestra Señora, todas éstas prácticas externas no significan nada.

Razones para querer reparar el Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen María

1. Ella es Madre de Dios. María es la Virgen escogida por Dios, desde toda la eternidad, para ser la Madre de su Hijo. La dignidad a la que Dios ha elevado a María es la más alta que puede haber. Ella es la reina de todo lo creado, e inferior únicamente a Dios.


2. Ella es Nuestra Madre. Ella también es la madre de todos aquellos que quieran reconocerla y amarla como tal. Mientras Jesús colgaba de la cruz, padeciendo aquel dolor tan intenso, nos dio a María como nuestra Madre espiritual, para que todos los que queramos ser hermanos suyos, podamos serlo, por medio de Ella: "Junto a la cruz de Jesús estaba su Madre...Jesús al ver a la madre, y junto a ella, a su discípulo al que más quería, dijo a la Madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo." Después dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu Madre." (Jn. 19:25-26). Sí, Juan, el discípulo, nos representó a todos nosotros. Jesús, al dar a María a Juan como su Madre, nos la daba a todos nosotros como Madre espiritual. No podemos agradecerle a Jesús suficientemente este gran regalo. El Papa Juan Pablo II no explica que María es Madre de cada uno de nosotros según nuestra individualidad: 

"La maternidad establece siempre una relación única e irrepetible entre dos personas: madre e hijo y entre el hijo y su madre. Aunque la misma mujer sea la madre de muchos hijos, la relación personal con cada uno de ellos es la esencia de la matenidad..."

Cada quien puede decir en verdad, que María es su Madre de una manera única. Comprendiendo el grande y único amor que María nos tiene, ¿qué razones tenemos para no amarla? ¿Qué razones tendríamos para no querer reparar el sufrimiento que le causa a Ella el verse tan despreciada y ofendida por hombres perversos? Es nuestro deber reparar las ofensas cometidas contra ella y consolarla. Es un deber de gratitud, amar a quien tanto nos ama; Ella, la Inmaculada, la llena de gracia, ha querido ser Nuestra Madre, nuestra maestra y amiga; nuestra co-redentora, abogada y defensora; ser para nosotros un refugio espiritual, un perpetuo socorro, un lugar de perdón y reconciliación con Dios; nuestra intercesora, para alcanzarnos de Dios todas las bendiciones que ella, como buena Madre que es, quiere para todos sus hijos. 

Fuente: Textos tomados de: "Corazón Inmaculado de María" y de "Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen"


viernes, 2 de noviembre de 2012

Las benditas almas del Purgatorio





LA IMPORTANCIA DE REZAR POR LAS BENDITAS 
ALMAS DEL  DEL PURGATORIO

Mucha gente se pregunta sobre el sentido que tiene la existencia del Purgatorio, dentro del Plan de Dios. En realidad, la existencia del Purgatorio es la consecuencia natural de varios factores que Dios introdujo cuando, haciendo uso de Su Omnipotencia Creadora, dio forma final al hombre como punto máximo de Su Obra.

 En primer lugar, Dios hizo al hombre a Su imagen y semejanza en muchos aspectos, uno de los cuales y quizás el central, es haberle dado una voluntad propia. La Voluntad de Dios, Su Fiat Creador, hizo al mundo, y así Dios quiso que también el hombre tuviera su propia voluntad, como El la tiene. Naturalmente que esto da origen al libre albedrío que todos tenemos, puerta abierta a nuestra libertad de optar entre el bien y el mal.

Como consecuencia de esta libertad que Dios nos da, surgen la Misericordia y la Justicia Divinas, las cuales no pueden ser vistas separadamente, nunca, ya que se complementan y unen. Dios es infinitamente Misericordioso, pero también es infinitamente Justo. La Misericordia de Dios se refleja, de este modo, en Su infinita capacidad de perdonarnos, si nos arrepentimos, y también en el Amor que El vuelca sobre el mundo todo el tiempo, tratando de salvarnos. La Cruz es el punto máximo de la Misericordia de Dios Padre hacia Nosotros, a través de la cual entregó la Vida de Su Hijo Amado, por nuestra salvación. Y también es un acto de infinita Misericordia el Pentecostés, a través del cual Dios nos envió Su Santo Espíritu para que nos guíe e inspire, como miembros de Su Santa Iglesia.

Pero, sin la Justicia Divina, la Misericordia estaría incompleta. Dios debe diferenciar a los justos, aquellos que le son fieles, de aquellos que haciendo uso de su libre albedrío, optaron por el camino de la oscuridad. Ejercer la Justicia Divina es motivo de tremendo dolor para Dios, ya que El prefiere que los hombres nos salvemos todos, y no tener que acudir a Su Justicia. Pero, no es El quien nos condena, sino somos nosotros los que nos alejamos de El y de Su promesa del Reino, lo rechazamos. Si entregamos nuestra voluntad a Dios, haciendo lo que El desea y no lo que nosotros deseamos, nos unimos a El y Su Amor. En cambio, si tomamos el camino de la soberbia, y creyéndonos un dios rechazamos lo que Dios espera de nosotros, haciendo nuestra propia voluntad, nos alejamos del Amor y nos sujetamos a la Justicia del Creador. La Justicia Divina, de este modo, es necesaria para poder diferenciar el distinto uso que las almas hacemos del libre albedrío que Dios nos dio como Don supremo.


El Cielo y el infierno

Puestas así las cosas, tenemos nuestro libre albedrío, reflejo de poder ejercer nuestra propia voluntad, y también tenemos la Misericordia y la Justicia de Dios, en un balance perfecto. Dios hizo entonces un lugar de infinito y eterno premio para aquellos que, haciendo uso de su voluntad, son fieles y aman a Dios, amando a los semejantes como a si mismos. Quienes completan el circulo del amor y la entrega de la propia voluntad a los deseos de Dios, llegan después de esta vida pasajera al Reino Eterno, a gozar de las delicias de Dios junto a los santos y los ángeles, y por supuesto junto a la Virgen Santísima.

La definición del Cielo que nos da el Catecismo de la Iglesia Católica es:
"El Cielo es la participación en la naturaleza Divina, gozar de Dios por toda la eternidad, la última meta del inagotable deseo de felicidad que cada hombre lleva en su corazón. Es la satisfacción de los más profundos anhelos del corazón humano y consiste en la más perfecta comunión de amor con la Trinidad, con la Virgen María y con los Santos. Los bienaventurados serán eternamente felices, viendo a Dios tal cual es."

El Cielo, de este modo, es el lugar perfecto donde las almas gozamos en Presencia de Dios, en un estado de felicidad perpetuo, en perfecta unión y Adoración.

Pero, ¿qué hacer con aquellos que desobedecieron y no obraron de acuerdo a la Voluntad de Dios? Aquellos que repitieron el grito del arcángel caído, “¡no serviré!”, el grito de la soberbia y el rechazo a Dios, por Justicia Divina son enviados al lugar de la condenación eterna, el infierno. La existencia del infierno es una verdad Bíblica que no puede negarse, como no puede ningún cristiano negar la existencia del demonio, ya que también él es parte de las Escrituras. Infinito dolor le causa a Dios que una sola alma se pierda por toda la eternidad, ya que Su Plan es que todos nos salvemos. Y así El nos ha dado todo lo necesario para que nos redimamos, para que lleguemos al Reino con El. Pero, si a pesar de toda la Misericordia Divina que nos ha inundado de dones, empezando por la Presencia Eucarística de Dios en todos los Sagrarios de la tierra, insistimos en apartarnos de Dios, la Misericordia entonces da paso a la Justicia Divina: el Señor es lento para enojarse, como Dice la Biblia, pero no es un Dios tibio, y mucho menos injusto.

Así como en el Cielo se goza en Presencia de Dios, el más grande tormento en el infierno es la ausencia de Dios, por toda la eternidad. El Cielo es el lugar del perpetuo y perfecto amor, mientras el infierno es el lugar donde el odio y el rechinar de dientes perduran eternamente. El infierno, de este modo, es la expresión del balance perfecto entre Misericordia y Justicia Divina, ya que representa la contracara del premio que Dios da a las almas justas, a quienes se entregaron en nombre del Amor, que es Dios. Si hay un premio para los que voluntariamente vivieron en el Amor, así el infierno representa la condena para quienes voluntariamente vivieron en el odio y rechazo a Dios.

El Purgatorio

Referencia Biblica de la existencia del Purgatorio: 2 Macabeos, cap 12, vers 46: "Es, pues, un pensamiento santo y saludable el rezar por los difuntos, a fin de que sean libres de las penas de sus pecados".

Tenemos ahora nuestro libre albedrío, la Misericordia y la Justicia Divina, el Cielo y el infierno. ¿Qué es entonces el Purgatorio? ¡Es una de las obras más maravillosas que ha hecho Dios! ¿Qué ocurre con aquellas almas que no llegaron a hacer todo lo necesario para llegar al Reino, pero tampoco han dejado de amar a Dios totalmente? Son las almas que buscaron a Dios por el camino del amor, pero no pudieron vencer todas sus pasiones humanas, no pudieron hacer que el amor limpie todas las impurezas de su alma, y les permita volar al Señor. Dios, dando una vez más una hermosa muestra de Su Infinita Misericordia y Justicia, crea el Purgatorio.

¿Qué es el Purgatorio entonces? Es el lugar donde se purifican nuestras impurezas, aquellas manchas que no permiten que nuestra alma se presente ante Dios. Puesto en términos simples: así como los ángeles fueron creados como espíritus puros, y por eso están en presencia de Dios Adorándolo y Alabándolo, el hombre fue creado originalmente puro en cuerpo y alma, pero cayó por el pecado de Adán y Eva. De allí en más el hombre nace con el pecado original manchando su alma, y tiene como Don de Dios su vida para optar y elevar el alma hasta llegar a la muerte en estado de pureza espiritual tal que le permita llegar al Reino como alma santa. Sólo siendo absolutamente pura puede un alma estar en Presencia de Dios, en el Cielo, como lo están los ángeles. ¡Qué difícil es esto! Algunas almas ingresan directamente al Cielo, pero otras deben primero limpiar sus impurezas en el Purgatorio. Se sube al Cielo con el alba blanca, con un ropaje espiritual totalmente puro. Este es el sentido del Purgatorio, es una ayuda que Dios nos da para completar lo que no hicimos en nuestra vida en la tierra, purgando los pecados y falta de amor en que incurrimos.

El momento más importante de nuestra existencia

A través de Santa Gertrudis, los escritos de los santos, la teología y otras fuentes de revelación privada aprobadas por la iglesia, tenemos referencias de cómo es el purgatorio, de cómo las almas esperan allí el momento de subir a Dios.

Sabemos así que en el momento de la muerte, nuestra alma tiene una visión de Dios, una visión no completa pero que a las claras es del Creador. El alma entonces reacciona de acuerdo a como llevó su vida: quienes conocen y aman a Dios, quienes son santos y tienen el alma totalmente pura, buscan a Dios, se sienten atraídos por El. El Señor entonces se presenta a ellos en toda Su Omnipotencia y los eleva a Su Reino, haciendo pleno uso de Su Justicia y Misericordia. ¡Qué maravilloso momento para el alma! Sin dudas este es el instante más feliz de la existencia de una persona, el de ser aceptado por Jesús en Su Casa. Es el momento conocido como el Juicio Particular, cuando Jesús ejerce Su Poder de Justo Juez.

Otros hermanos, en ese instante sublime, se sienten atraídos por Dios, ese inmenso Faro de amor que se les manifiesta los llama, pero se dan cuenta que no son dignos, que no tienen el alma suficientemente limpia para poder estar en Su Presencia. Entonces sienten la necesidad de ir al lugar donde puedan purificar esas manchas, el Purgatorio, antes de poder subir como almas santas a contemplar a Dios en Su Casa. El deseo de llegar a Dios es infinito, pero también es infinita la conciencia de que sólo estando purificados se puede acceder al lugar de las eternas delicias. El Señor, entonces, por obra de Su Misericordia les da el premio de tener la certeza de poder entrar al Reino, pero también por obra de Su Justicia respecto de quienes se entregaron totalmente a la Voluntad de Dios, los envía al lugar de purificación de las penas como paso previo y necesario. El Purgatorio, de este modo, es una hermosa y perfecta manifestación del equilibrio entre la Misericordia y la Justicia de Dios. Las almas que acceden al Purgatorio son benditas, ¡porque ya están salvadas!. Saben que se ganaron la promesa de Jesús, la promesa de sentarse a Su Mesa en Su Casa. Por eso, el sufrimiento que enfrentan está compensado por la esperanza de saber que llegará su turno de gozar, y más importante aún, saben que han sido salvas del lugar de la condenación eterna.

En cambio, quienes en vida odiaron a Dios y a sus semejantes, rechazaron todas las invitaciones Divinas a vivir unidos al Amor que Dios nos propone, rechazan en ese instante esta visión de Dios, no la aceptan, y culminan su existencia terrenal siendo lanzados a la condenación eterna. ¡Triste, pero así es! Nuestra alma siempre ha sido tocada por Dios de un modo u otro, nadie puede decir que no tuvo ninguna señal respecto de la necesidad de vivir una vida de amor y justicia. Por supuesto, como bien nos lo dijo el Señor a través de la parábola de los talentos, Cristo nos juzga de acuerdo a lo que recibimos. A más enseñanza, dones, talentos o gracias, más nos reclama Jesús. Si transformamos todo lo que Dios nos dio (empezando por la vida) en egoísmo, envidias, división, rebeldía, odio, desenfreno de pasiones carnales y perversidad, nos estamos condenando nosotros mismos. Es la Justicia de Dios la que opera, pero son las propias almas las que con sus actos llegan a ese momento con un corazón que busca o rechaza a Dios. El infierno y su patrón, el arcángel caído satanás, existen como directa consecuencia de la Justicia de Dios, que recae sobre aquellos que son infieles a nuestro Padre Bueno, habiendo tenido todo para ser buenos hijos y llegar a compartir Su Mesa, Su Reino.


Cada uno se gana lo propio

También sabemos que no hay un solo Purgatorio, ni un solo Cielo, ni un solo infierno. En cierta medida se puede decir que cada uno de nosotros tendrá un lugar particular que nos ganamos con nuestros actos y gestos durante la vida, un lugar propio. Así, podemos decir que el infierno se divide en seis niveles, que hay tres niveles de Purgatorio y siete niveles de Cielo. ¿Alguna vez escuchaste hablar del séptimo Cielo? Pues es el grado más alto de santidad al que puede llegar un alma, arriba de todo. Eso no quiere decir que los santos que están en los distintos niveles de santidad o de Cielo no se ven, ya que todas las almas santas están en comunión permanente, en perfecta unión. En el Cielo todo es felicidad, paz y gozo. Sin embargo, hay almas más santas que otras, y también es mayor el premio de Jesús a aquellos que fueron más puros, más fieles, que sufrieron cruces más grandes y las entregaron a Dios en reparación de los pecados de la humanidad.

Del mismo modo tenemos niveles en el lugar de la purificación: el tercer nivel de Purgatorio, el más bajo, es el que está más cerca del infierno, y es donde van las almas que tienen más faltas para purificar. Se puede decir que es donde van los que se salvaron por poco. Por supuesto allí las penas son más grandes, quizás parecidas a las del infierno, pero con la infinita diferencia de saber que esas almas ya están salvadas, mientras las del infierno estarán allí para toda la eternidad. En cambio, el Purgatorio más alto, el que está más cerca del Cielo, es el lugar donde se da el último respiro antes de subir al Cielo. Es la antesala del Reino, donde se purgan las últimas manchas del alma, las más leves. Las almas pueden subir de nivel en nivel de acuerdo a como van purgando sus faltas, o subir directamente al Cielo desde el nivel inferior o desde el nivel medio, dependiendo de los actos que hagamos los que aun estamos con vida, respecto de esas almas.

El infierno, finalmente, también tiene sus niveles: los más profundos son para aquellos que han odiado más, han traicionado más, y probablemente han recibido más de Dios. 

Las visitas de La Virgen

Las almas del Purgatorio no ven a Dios hasta subir al Reino, pero si reciben la gracia de ser visitadas por la Virgen, quien acompañada por San Miguel Arcángel, las consuela, aliviando el dolor que las sofoca. Los ángeles custodios de las almas las acompañan en el Purgatorio como lo hicieron en vida, dándoles también consuelo, así como irán con ellas al Reino el día en que ingresen allí glorificadas.

Por la intercesión de la Virgen, particularmente en los días de Fiesta de la Iglesia (Semana Santa principalmente, pero también Navidad, y en cada día de fiesta) Dios libera almas en mayor cantidad, como acto de Misericordia, acortando las penas. Y esto no es por el mérito de las almas que allí purgan (no hay posibilidad de acumular méritos frente a Dios en el Purgatorio), sino por la intercesión de la Virgen y los santos y por las oraciones de los que aún estamos aquí y pedimos por esas almas. Las almas, de este modo, no pueden hacer nada desde el Purgatorio para acortar o aliviar sus penas, ya que su tiempo se agotó al haber llegado a la muerte. Sin embargo, los que estamos aún en vida en la tierra podemos hacer mucho por ellas. Nuestra oración, nuestro amor, nuestros ruegos a Dios, alivian y acortan sus penas.

Nuestro amor por las almas hace que ellas sufran menos, o suban antes al Cielo. Pero, muy importante también es saber que si bien las almas no pueden hacer nada por ellas mismas, si pueden obtener ayuda de Dios para nosotros, para que el Señor nos socorra. Las almas son poderosas ayudantes de quienes oran por ellas: esa es una gracia que Dios les concede, ayudar a los que aún estamos en la tierra. De este modo, podemos hacer un excelente “negocio” espiritual: oremos muchísimo por las almas, y ellas nos devolverán ese enorme regalo de amor, pidiendo a Dios por nosotros. Santa Catalina de Bologna dijo: "He recibido muchos y grandes favores de los Santos, pero mucho más grandes de las Santas Almas (del Purgatorio)".

María, la Santa Madre de Dios, es el puente de unión entre las almas y Su Hijo, por lo que a Ella y a San Miguel Arcángel es a quienes debemos pedir mayor intercesión ante Dios, por el acortamiento del sufrimiento de las almas. Y las almas tienen a María como su Madre, su ayuda. La Reina del Cielo, la Omnipotencia Suplicante, intercede ante Jesús por los ruegos e intenciones de las almas benditas.


La unión con las almas del Purgatorio

Las almas pueden, cuando Dios les concede esa gracia, manifestarse de diversos modos a nosotros, pidiendo por nuestra oración, perdón y acompañamiento. Santa Gertrudis la Grande recibió muchas revelaciones de Jesús, y también muchas gracias obtenidas a través de las almas. Ella fue, de este modo, un instrumento que Dios les concedió a las almas purgantes, revelándose así muchos de los misterios que aquí relatamos y también los pedidos de ayuda y oración. El propio Jesús le reveló a Santa Gertrudis ésta oración, diciéndole que El liberaría mil almas del Purgatorio cada vez que se dijera:

"Eterno Padre, te ofrezco la Preciosísima Sangre de Tu Divino Hijo, en unión con todas las Misas celebradas hoy en todo el mundo, por todas las Santas Almas del Purgatorio. Amén".

Santa Gertrudis fue ferozmente tentada por el demonio cuando estaba por morir. El espíritu demoníaco nos reserva una peligrosa y sutil tentación para nuestros últimos minutos. Como no pudo encontrar un asalto lo suficientemente inteligente para ésta Santa, él pensó en molestarla en su beatífica paz sugiriéndole que iba a pasar larguísimo tiempo en el Purgatorio, puesto que ella desperdició sus propias indulgencias y sufragios en favor de otras almas. Pero Nuestro Señor, no contento con enviar Sus Angeles y las miles de almas que ella había liberado, fue en Persona para alejar a Satanás y confortar a Su querida Santa. El le dijo a Santa Gertrudis que a cambio de lo que ella había hecho por las almas benditas, la llevaría directo al Cielo y multiplicaría cientos de veces todos sus méritos.

Las almas tienen en nosotros a quienes pueden ayudarlas a sufrir menos, por lo que buscan que tengamos presente su existencia, su dolor y sufrimiento, y también su bendición de ser almas que ya están salvadas. Cuando un familiar nuestro fallece, debe ser motivo de inmensa alegría pensar que el alma está en el Purgatorio, que se ha salvado. Pero también, y mucho más importante aún, es la necesidad urgente y apremiante de orar e implorar a Dios por esta alma, para que sea liberada.

Cuando un alma tiene que purgar las penas derivadas de lo que le hizo a alguien que aún está vivo (falta de amor u ofensas), tiene en el perdón de esa persona el modo directo de acortar el sufrimiento. Por eso es que las almas están particularmente atentas a la oración de estos familiares o amigos con los que mantienen ataduras originadas en la falta de amor que tuvieron en vida. Buscan el perdón, el restablecimiento de la cadena de amor que no sólo ayuda al alma purgante, sino al que está en la tierra aún, porque el rencor, el resentimiento y el odio dañan a esa alma también. En definitiva, lo que une a las almas purgantes con nosotros es el amor. Nuestro amor hacia ellas acorta sus penas, y el amor de ellas hacia nosotros obra ante Dios, para que El nos ayude en las pruebas físicas y espirituales que enfrentamos en la vida terrenal que aún debemos recorrer.


¡Ayudemos a las almas!

Es nuestra obligación suprema, como cristianos, ayudar a las almas purgantes a ser liberadas con prontitud. No sólo las de nuestros familiares y amigos están allí esperando nuestra ayuda, sino las de millones de almas que agradecerán multiplicando por mil los favores recibidos, cuando entren al Reino y puedan interceder por nuestras propias almas ante Dios. Debemos ser conscientes que los sufrimientos del Purgatorio son indecibles, como paso previo al entendimiento de la necesidad de acortar su pena. Tan lastimoso es el sufrimiento de ellas que un minuto de ese horrible fuego parece ser un siglo.

Aquí está lo que los más grandes doctores de la iglesia nos dicen acerca del Purgatorio:}

Santo Tomás de Aquino, el príncipe de los teólogos, dice que el fuego del Purgatorio es igual en intensidad al fuego del infierno, y que el mínimo contacto con él es mas aterrador que todos los sufrimientos posibles de esta tierra.

San Agustín, el más grande de todos los santos doctores, enseña que para ser purificadas de sus faltas, previo a ser aceptadas en el Cielo, las almas después de muertas son sujetas a un fuego más penetrante, más terrible que nadie pueda ver, sentir o concebir en esta vida. Aunque este fuego está destinado a limpiar y purificar al alma, dice el Santo Doctor, aún es más agudo que cualquier cosa que podamos resistir en la Tierra.

San Cirilo de Alejandría no duda en decir que "sería preferible sufrir todos los posibles tormentos en la Tierra hasta el día final que pasar un solo día en el Purgatorio".

¿Y cómo podemos ayudar a las almas? La forma más efectiva es pedir Misas por ellas, la Sagrada Eucaristía, la Sangre de Cristo es el modo más poderoso de liberarlas por anticipado.

Con relación a la Misa, es bueno recordar un hermoso ejemplo narrado por el santo Cura de Ars, San Juan Bautista Vianney, a sus parroquianos: "Hijos míos, un buen sacerdote había tenido la desgracia de perder un amigo muy querido. Por eso rezó mucho por la paz de su alma. Un día Dios le hizo saber que su amigo estaba en el Purgatorio y sufría terriblemente. Este santo sacerdote pensó que no podía hacer algo mejor que ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa por su querido difunto. En el momento de la Consagración, tomó la Hostia entre sus manos y dijo: "Padre Santo y Eterno, en tus manos divinas está el alma de mi amigo en el Purgatorio y en mis pobres manos de ministro tuyo está el Cuerpo de Tu Hijo Jesús. Pues bien, Padre Bueno y Misericordioso, libra a mi amigo y yo te ofrezco a Tu Hijo junto con todos los méritos de Su Gloriosa Pasión y Muerte". Este pedido fue escuchado. De hecho, en el momento de la elevación, él vio que el alma de su amigo subía al Cielo resplandeciente de gloria. Dios había aceptado la ofrenda”.

"Por eso hijos míos, concluyó el santo Cura de Ars, cuando queramos liberar a nuestros seres queridos que están en el Purgatorio, hagamos lo mismo. Ofrezcamos al Padre, por medio del Santo Sacrificio, a Su Hijo Dilecto, junto con todos los méritos de Su Pasión y Muerte, así no podrá rechazarnos nada".

También es efectiva la oración por ellas del Santo Rosario o repetir la oración de Santa Gertrudis. Aunque más no sea acordarse de ellas, conversar interiormente, pedir a Dios repetidas veces por ellas, es efectivo. Cuando se pasa cerca de un cementerio, saludarlas y pedir a Dios por ellas, es también muy importante. Difundir la importancia de reconocer y ayudar a las almas, reducir la enorme ignorancia que existe sobre tan fundamental tema, es también un modo poderoso de socorrerlas.

De este modo, toda ocasión es buena; se puede decir que quien viva con las almas del Purgatorio presentes en su corazón durante toda la vida, tendrá a la hora de la muerte una multitud de almas santas que lo vendrán a buscar para interceder ante Dios por el acortamiento de su purificación, o quizás para ir directamente al Reino. ¡En agradecimiento por la ayuda recibida! San Alfonso María Liguori decía que, aunque las santas Almas no pueden ya lograr méritos para sí mismas, pueden obtener para nosotros grandes gracias. No son, formalmente hablando, intercesores, como lo son los Santos, pero a través de la dulce Providencia de Dios, pueden obtener para nosotros asombrosos favores y librarnos de los demonios, enfermedades y peligros de toda clase.

Imaginemos la alegría de esas almas, cuando nosotros les damos alivio con nuestras oraciones, cuando pedimos a Dios por ellas damos muestras de amor, anudamos nuestros corazones a los de las almas. Y cuando una de ellas entra al Reino, ¡qué alegría la de Jesús, María, los santos y ángeles! Imaginen que sonrisa nos prodiga Dios si es que nuestras oraciones o Misas ayudaron a esa alma a gozar de la felicidad eterna. ¡Qué mejor obra podemos hacer en vida que ayudar a las almas purgantes! De nuestra parte, es una demostración de fe (porque creemos que ellas están allí), de esperanza (sabemos que nuestras oraciones las consolarán y liberarán) y caridad perfecta (es el amor por nuestros hermanos ya fallecidos). ¡Es un gran proyecto, espiritualmente hablando!





Las almas se manifiestan

A lo largo de los siglos, Dios ha permitido que las almas se manifiesten a muchas personas, algunas santas, otras simples personas como tú y yo. San Pío de Pietrelcina tenía muchas visiones de almas purgantes que Jesús liberaba por sus oraciones y sufrimientos. Las almas iban a agradecerle a San Giovanni Rotondo cuando ingresaban al Cielo. En la actualidad vive en Austria una mujer llamada María Simma. Ella recibe desde hace décadas la visita de centenares de almas purgantes que le piden ayuda y oración, que le revelan cómo es el Purgatorio y otros misterios de Dios, que le explican cuestiones del mundo actual. Es muy buena revelación privada, apoyada por el Obispo y por el confesor de María, recomendamos la lectura del Libro de Sor Emanuel sobre María Simma, y también el de Nicky Elz (Sáquennos de aquí).

Como nos relata María Simma, cuando las almas se presentan y piden oración, es muy común que busquen a aquellas personas que rezan mucho por ellas, porque Dios les permite manifestarse y pedir ayuda. También es frecuente que busquen a aquellos con los que tienen deudas de amor pendientes, y traten de hacer que su presencia haga que la persona perdone, y rece por esta alma. María Simma relata muchos casos de encuentros con almas purgantes en los libros mencionados, así como se encuentran relatos similares en las descripciones de las vidas de muchos santos.

Pero, en mi experiencia personal, mucha gente tiene ejemplos de la presencia de almas del Purgatorio en sus familias, quizás abuelos, padres, tíos a aún hermanos o hijos. Tal vez por ignorancia éstas historias se ocultan, o quizás por miedo a lo desconocido. El objetivo de éste escrito es también que usted se familiarice, se enamore mejor dicho, de las almas. Son las mejores amigas de nuestra alma, con las que podemos entablar una amistad profunda y fructífera, no hay que temerles, todo lo contrario. Como ejemplo, les voy a contar dos casos en los que me llegaron testimonios en forma directa (y quizás de este modo ustedes entiendan mi especial amor e interés por las almas benditas del Purgatorio, las que evidentemente buscan mi ayuda en la difusión de sus verdades):

Una tía mía Religiosa que tiene más de ochenta años, nos contó hace poco tiempo, hablando de las almas del Purgatorio, un hecho que le ocurrió a ella personalmente. Durante muchos años estuvo enferma, sufriendo en el convento, y también bajo el mando de una madre superiora que tenía un carácter muy estricto, particularmente con ella. Mi tía solía esconderse en un rincón del convento para encontrar algo de paz, de sosiego. Luego de muchos años, ya muerta la madre superiora, ella tuvo la gracia de recibir otra madre superiora que la consoló en su enfermedad y sufrimientos, que le dio un amor de madre. Un día, mi tía fue al rincón donde solía refugiarse por años, y se encontró con la madre superiora fallecida frente a ella, la que con una mirada profundamente sufriente le extendía su mano. Mi tía huyó, no pudo enfrentar la situación. La madre superiora nueva, ante el relato de lo ocurrido, le dijo que si volvía a suceder tal hecho, era su obligación consolar a la religiosa fallecida. Al tiempo, y en el mismo lugar, se repite la situación. Mi tía, en esta nueva oportunidad, tomó la mano extendida ante ella, y la sintió como si fuera de fuego. Entonces le dijo a su superiora: “¿se siente mejor, madre?” Y ella le respondió: “mucho mejor”, desapareciendo de la vista de mi tía. Saquen sus conclusiones sobre la enseñanza que nos deja este relato. Mi tía está muy feliz después de lo ocurrido: Dios le dio la gracia de manifestarle una parte de Su mundo sobrenatural, y ella pudo perdonar y reconciliarse con quien tuvo desencuentros por años y años.


Otra experiencia personal

Hace un tiempo compartía con un grupo de compañeros de trabajo una cena, y hablaba con gran entusiasmo sobre las almas del Purgatorio, sobre las almas amadas. Las cinco o seis personas que me escuchaban tenían en sus rostros mezcla de incredulidad, sorpresa, y otros sentimientos del mismo vecindario. 

De repente, vi que uno de ellos tenía sus ojos desorbitados y me decía: ”¡no puedo creer lo que estoy escuchando! Yo no soy muy creyente, pero mi esposa si. Y desde hace muchos años que ocurre algo extraño en mi casa: mi esposa se despierta en la madrugada, y ve a su abuela ya fallecida que se encuentra sentada al pie de la cama, con rostro triste y sin decir nada. Mi esposa, entonces, se limita a orar hasta que la abuela desaparece”. 

No les puedo explicar con palabras el rostro de los demás comensales. Le expliqué a este hombre que lo que vivía su esposa era una gracia de Dios, que quizás se relacionaba con algún hecho que la abuela vivió con su esposa, o quizás simplemente con que su esposa tiene un gran Don de oración que es buscado por el alma de la abuela. Este sorprendido hombre dijo entonces: “cuando mi esposa tenía ocho años presenció una fuerte pelea entre su madre y su abuela, que culminó cuando la abuela le propinó un fuerte golpe en el rostro a su madre. Mi esposa, con sus ocho añitos, nunca pudo perdonar a su abuela”. Quedó claro entonces el motivo de la presencia de ésta alma en la casa de éste hombre.

   Seamos amigos de las almas benditas, oremos y obremos por ellas, estemos conscientes de su necesidad de ser socorridas. Un día estaremos inmensamente felices de haberlo hecho, podremos ver entonces la importancia de haber sido iluminados oportunamente por Dios sobre tan grande Don que El nos concede: vivamos unidos, en la Comunión de los santos, a las almas del Purgatorio y del Cielo, porque junto a ellas conformamos la Iglesia de Cristo.

Autor Oscar Schmidt - www.reinadelcielo.org


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domingo, 28 de octubre de 2012

Halloween: el significado de lo oculto

6:11 Revístanse con la armadura de Dios, para que puedan resistir las insidias del demonio.
6:12 Porque nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio. (Efesios 6:11,12).


Halloween: el significado oculto  

Halloween es un evento satánico, no hay que dar rodeos. No es "neutro", porque el mal no es neutro. Es necesario que usted tenga claro de qué se trata. Si usted piensa en ese día para algo especial con los niños, no lo llame "Halloween", sino de otra manera. Y explíqueles a los niños de qué se trata, con el fin de que tenga claro qué debe evitarse esa noche. No enseñe a los niños que el mal es un juego, acláreles por el contrario las cosas y no deje que se disfracen de nada diabólico.

"Al que haga caer a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le sería que le amarraran al cuello una gran piedra de moler y que lo hundieran en lo más profundo del mar." (Mt 18, 6)

Evite simbología macabra que atraiga a los niños hacia lo malvado, y en su lugar use elementos tales que sea una celebración infantil, no de otro tipo. Los disfraces que sean infantiles de verdad, con el rostro descubierto si es posible. 

No obstante, sea consciente de que halloween es un día en que hay que tener cuidado. 

No existe frontera entre la magia blanca y la negra pues todo poder extraordinario que no provenga de Dios, procede invariablemente del demonio. 

Las brujas son hoy personajes muy populares entre los niños: cuentos, series y dibujos animados se las presentan de modo benévolo y de ahí a la empatía hacia la brujería, el ocultismo y la adivinación hay sólo un paso. 

El mundo real de la brujería se relaciona con las tinieblas, la muerte, el temor, el engaño, los ritos paganos y el satanismo. 

Lo mismo puede decirse sobre la fiesta de Halloween: su simbolismo incluye demonios, fantasmas, esqueletos, miedo y terror. 

El 31 de octubre es el día en que comienza el año satánico y grupos afines lo preparan con sacrificios de animales y un especial culto a Satanás. Se habla de que muchos de los niños que desaparecen cada año en el mundo pasan a redes de pederastia o a sectas satánicas para ritos de muerte. Por tanto, si hay una fiesta poco adecuada para niños, es Halloween. 

Solo porque usted no visualiza Halloween como algo realmente demoníaco y peligroso para su vida, no le aparta a usted ni a sus niños del deseo que tiene Satanás de llenar la mente de las personas con Miedo, Muerte y Destrucción. 

Esa noche tenga precauciones. Realmente pueden pasar cosas malas, y no solamente porque hay personas que adoran el mal, eso no es un mito (lea un testimonio de un ex satanista). 

La fiesta de Halloween, es decir “el festival de Samhain”, todavía es hoy celebrado oficialmente por los satanistas, ocultistas, y adoradores del diablo como la víspera del año nuevo de la brujería. El mismo Antón Lavey, autor de la “biblia satánica” y sacerdote alto de la iglesia de Satán, dice que hay tres días sumamente importantes para todo satanista y el día más importante de todos es HALLOWEEN. La iglesia satánica asume como suya esta fiesta.

Desde el 5 de septiembre hasta el 9 de noviembre la iglesia satánica cumple las siguientes celebraciones, que se mezclan y aplican a los festejos del halloween y día de muertos:

Ayunan para buscar la voluntad de Satanás.

Elección de sacerdotes confesores para escritos en el libro del “macho cabrío”.

Ritual para maldecir el cuerpo de Cristo.

Reunión para preparar el día del Samhain.

Reflexión, disciplina, ayunos y mantras.

Ritos tradicionales.

Confesión de los pecados contra Satanás.

Bendicen a los integrantes de los grupos musicales y de artistas satánicos.

Ordenan a los ministros del rock, músicos, “managers”, promotores, etc. involucrados en el satanismo.

Ritos bautismales, maldicen cualquier contacto que hayan tenido con cualquier cristiano, luego se bautizan con agua de alcantarilla, sangre de niños y de adultos sacrificados.

Octubre 31: Inscripción en el libro del macho cabrío, comienza para ellos el año satánico, se invoca el poder total de Belcebú, Nostradamus y otros demonios.



Noviembre 01: Se sella a los satanistas, a los espíritus de los muertos para sacarlos del purgatorio. Es decir, que entregan ofrendas, altares y recuerdos a los muertos para que sean altares para la invocación a los demonios. 

Noviembre 02 al 09 Semana de las bodas a Satanás. 

*Nota: Por cuestiones de prudencia, ya que no deseamos enfatizar el comportamiento de las sectas satánicas, no publicamos las fuentes ni las fechas completas de fiestas dedicadas al diablo.


El 31 de octubre, Halloween, es la víspera del Año Nuevo para la brujería. La enciclopedia del “Libro del mundo de lo oculto” dice que es el principio de todo lo “frío, oscuro y muerto“. Cuando usted envía a sus pequeños niños hacia fuera para ir a hacer el “trick or treat”, a pedir “calaverita” o Halloween, usted realmente les está enviando a festejar todo lo frío, oscuro, y muerto, en el mismo contexto satánico y oculto.
Fuente: http://dioscontigo.mex.tl/



Lo mismo sucede cuando concurres a una fiesta o baile o ceremonia -ya sea disfrazado o no- con motivo de Halloween o a cualquier tipo de festividad que lo evoque. Ten mucho cuidado, entérate bien de lo que significa; un baile de disfraces no tiene nada de malo en sí, pero tratándose de haloween, podrías estar invocando la presencia de Satanás sin saberlo. En forma involuntaria, sí, pero de todos modos podrías estar abriéndole la puerta. Y una vez abierta esa puerta a tu vida, cerrarla se transformará en un proceso difícil, doloroso y de final impredecible, ya que te encontrarás lidiando con fuerzas superiores, en mucho, a las humanas. 

No olvides que Dios no reniega nunca de su creaturas, aunque éstas lo traicionen. Por lo tanto, Satanás, en su carácter de ángel caído, no ha dejado de ser un ángel... de la Oscuridad, sí, pero conserva intactos sus atributos angélicos. En este sentido, Satán nos supera sobradamente en astucia, inteligencia y poder de manipulación. La lucha será de una desigualdad aplastante. Recuerda que si le das derecho legal a entrar en tu vida al Maligno, estás rechazando a Dios. Y, como al hacerlo utilizas tu libertad, en eso, ni Dios ni el Diablo se entrometen. 

No juegues en el bosque de lo Oculto mientras crees que el lobo no está, porque el Lobo siempre acecha. Y NO ES UN JUEGO (El mal no es ningún juego). Es una de las múltiples trampas de lo Siniestro que suele presentarse bajo una fachada inofensiva de inocencia y falsa alegría, entre tantas otras. 

Por estas razones, no festejes Haloween el 31 de octubre, en cambio, ponte en oración honrando a todos los Santos del Cielo en la víspera de su fiesta.